miércoles, 16 de enero de 2013

Doncellas y donceles

Conocéis ese punto, donde la cabeza te duele y todos los males se acomodan en tu pecho haciendo que las cosas parezcan horribles monstruos que lo único que quieren es hacer que te caigas y no te levantes? pues en algo así me hallo...
No es que me quiera rendir o ya me haya caído  sencillamente es que mis monstruos están ahí, y se están haciendo notar... pero tenemos, todos, un caballero andante, o una dama luchadora que se enfrenta a ese monstruo, ese dragón de varias cabezas, esa medusa, que te mira y te petrifica, y ella o él, con su danza de lucha y su espada, va danzando, cada estocada es una palabra, un ánimo, una mirada o una sonrisa y cada tajo que recibe mi monstruo lo hace retroceder, y yo me libero del aliento triste y lastimero de mi monstruo.
Pues, si, en ese punto me hallo, pero no es malo, es muy bueno, todos tenemos monstruos y cada día luchamos contra ellos con nuestras propias armas y defendemos también a nuestras doncellas y donceles de los suyos, pero existen ocasiones en las que no puedes y te tambaleas del caballo. Pero es un tramo del camino, una cienaga pantanosa, un bosque oscuro que se supera, siempre se supera, solo hay que intentar no perderse, no salirse de la senda, al final llegarás victorioso a la torre donde tu doncella te abrá dejado una nota diciendo que se fué a buscarte, y de nuevo con una sonrisa como espada y un "amos, no me jodas" como escudo, montas en tu podenco y de vuelta a las aventuras del camino!!

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