lunes, 15 de abril de 2013

De mi sueño, un orgasmo

               El día no fue de los mejores, pero no siempre puede ser el mejor, encendí una vela, piqué, mezclé, rulé y prendí con llamas de gas y emoción y por último inhalé. Empezaron ideas a brotar en mi habitación, caballeros honorables se batieron en duelos de horas que duraron segundos, camionetas circulaban entre mis pantalones y calcetines usados, los pájaros se perdían y entre el humo que huía de mis pulmones surgían sensuales  siluetas de preciosas mujeres que se me insinuaban y me pedían un poco de atención. Cogí un taco de folios en blanco, imaginé la paleta de colores que necesitaba y empecé: Un lápiz de punta fina para dibujar la forma de tu cuerpo, mentiría si dijera que no me gustó marearme con tantas curvas, disfruté con tus pechos y me volví loco con tus piececitos; la cera que utilicé para tu tono de piel fue el color de tu sonrisa, perfilé la punta y despacito intenté no salirme de tus caderas, perfilé los huecos con sombras de soledad y anhelo. Los detalles, esas pequeñas decisiones inconscientes que te hacen tan especial fue mi gran reto, para tus labios elegí el color del despertar, para tus ojos el color del amanecer y para el pelo usé la felicidad.
Colgué el folio en la pared, te sonreí, acaricié tu cuerpo por ultima vez y me fui a dormir. No serían mas de las cuatro y pico cuando el placer me ató las manos y los pies tan sutilmente que no presté resistencia, empezaron los besos a destintar el despertar por mis piernas subiendo hacia mi boca y dejando mis ojos ciegos de amanecer, pero querida, incluso en pintura te encanta que nos fundamos y tras una pequeña suplica me desataste una mano, jamás me sentí tan libre contigo encima, y a lo mas poderoso pongo por testigo, si no aproveché para hundir esa afortunada mano entre la felicidad mientras montabas mi cuerpo jadeando de placer, me desataste y aproveché ese libertinaje que me ofrecías para hacerte mía, llámame egoísta, lo reconozco, pero cubrirte con mi cuerpo al ritmo de las embestidas me liberan de cualquier pecado que pueda cometer, contigo solo uno es aceptado, y personalmente, la lujuria está sobre valorada.
Cuando el amanecer se fijó en mis ojos el día había llegado, la vela seguía alumbrando, ahora iluminaba la luz, pero no se cansaba de iluminar, volví en mí, me intenté hacer mas consciente del mundo que me rodeaba, busqué a los caballeros y los pájaros, no estaban, sentí miedo al girar la cabeza y no encontrar lo que sabía que jamas había estado en la pared...
Anoche pude haberme ido, haber desaparecido contigo y el folio, pero me dejaste sin fuerzas, solo tenía las fuerzas necesarias para echarte de menos.
Así que aquí estoy de nuevo, cerrando los ojos tras inhalar el humo, por que sé que al abrir cogeré mi paleta de colores y te volveré a crear, y volverás a jugar con mi fantasía, y harás de mi sueño un orgasmo.  

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