Como un gato callejero,
maullo a la luna.
Le pido aliento y fuerza,
pero está menguante,
escasa y lejana.
Espero unos días.
Como un lobo herido
aullo a la luna.
Le pido auxilio y muerte,
pero está creciente,
pequeña y débil.
Espero unas noches.
Como un hombre bebido
grito a la luna.
Le pido explicaciones y perdón.
Ahora está llena,
enorme y potente.
Me acongoja.
Me golpea fuerte y orgullosa.
Ahora, solo lloro como un bebé
y menguante y creciente
me vuelvo, al no poder
morir de lleno...
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