Intento hacerte el amor
con cada mirada
que consigues esquivar...
Mi pecho se derrite
sin sentido alguno
al solo imaginarte
acercarte sin miedo
al sentimiento
que sigo ciego y loco...
Mi perdición empieza
en tí
y acaba en nosotros...
No existe el Yo,
ni un jamás,
ni un nunca...
Solo posibles quizáses
de tal veces enroscados
en lujuria esporádica y amor eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario