martes, 22 de noviembre de 2011

Lágrimas de agua y lluvia

La tarde empezaba a caer, apenas se acababan las seis de la tarde y el día se marchaba, el invierno se empezaba a manifestar pronto y con mucha rabia, el frío empañaba los cristales y el calor manaba de las calderas a todas horas, mis ojos se fijaron en la primera gota que calló, me pilló desprevenido, pero me gustó, no me la esperaba e hizo que saliera de mi mente para fijarme en la realidad, de pronto sus hermanas aparecieron e imitaron el final de la misma, como kamikazes una a una se empotraban contra mi ventana. Apagué el televisor, me acerqué al pollete de la ventana, me coloqué haciendo malabarismos hasta hallar la postura idónea para contemplar la lluvia y cuando ya lo había conseguido, como si hubieran esperado, dejaron de bañar con su esencia mi mundo, dejaron de tocar mi ventana las miles de gotas que ahora corrían todas juntas calle abajo, y me sentó fatal, me cabree con la nube por no querer soltar mas, me apetecía ver llover, asique corrí la cortina y me tumbé en el sofá imaginando el rechinar de las gotas en el cristal.

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