sábado, 12 de noviembre de 2011

Mi guía.

Ojalá pudiera decir que siempre tuve algo por lo que luchar, y si no lo tuve, me lo inventé, pero mirando el ocaso del día, la caída del sol, desde mi balcón solo pude pensar en cual era mi lucha, mis ojos se cerraron por un minuto, y la calada al cigarro inundó de humo mis negros pulmones, y las lágrimas bañaron mi rostro en busca del vacío que les atraía por mis mejillas hasta llegar al frío suelo bañando las baldosas que sostenian a mis pies, jamás me preguntaré el porque de esas lágrimas, solo sé que cayeron...
Las nubes anaranjadas, paseaban impasivas a mis pensamientos, y mis pensamientos viajaron con ellas, se fueron para volver un rato mas tarde, cuando sentado en el sofá escribía mis poesías, en ellas plasmaba todo lo que por mi boca no podía fundir en los oídos que alguna vez me escucharon, nunca lograré entender el porqué de que mi lengua no tenga la misma picardía que la punta del bolígrafo cuando la guía mi mano, nunca lograré entender, porque la poesía hace que mi alma se extienda en todos los folios que encuentro en mi camino, y se tumbe frente a mi pidiendo ser calcada y embellecida como si mi alma fuera la musa que de momento se esconde y no se deja ser conocida por mi corazón.
Mientras tanto las lágrimas antes derramadas, volvieron a mi rostro, como queriendo decirme algo, me las sequé de una pasada con la manga de mi camisa a cuadros, y lo vi claro, debía salir de mi cárcel de cuatro paredes, cogí las llaves y caminé, al principio, despacio, y mis lágrimas seguían saliendo de mis ojos, aceleré el paso, y mis lágrimas no desaparecían, y aceleré y aceleré, y cuando me dí cuenta estaba corriendo y apenas podía ver lo que pasaba a mi alrededor porque mis cristalinas lágrimas se acumularon de tal forma en mis ojos que crearon un muro de agua salada, pero por fin pararon, al igual que yo mi carrera y vi donde me encontraba, en el lugar mas mágico que mi mente recuerda,la noche dominaba el paisaje iluminado por la luz de la luna llena, la misma luna que se miraba coqueta en el reflejo que el oscuro río Tajo le mostraba, como un amante sosteniendo un largo espejo a su bella dama amada, la luna le respondía con la claridad de un ángel y yo me aprovechaba de su intimidad, al fondo se alzaba el puente de Alcántara, cansado y viejo, uniendo las tierras de Toledo, que separadas por el amante de la luna, necesitaban unidas estar.
Para mi sorpresa, una bella figura me sacó de mis pensamientos, era etérea, pálida, ojos oscuros y penetrantes, largo cabello y un hermoso vestido blanco, -Bonito paisaje- me dijo sonriendo mientras miraba el puente, -Precioso- respondí sin ver ya nada mas que a ella, entonces se giró hacia mi y me miró a los ojos, todavía rojos,-¿Has llorado?- preguntó, -No...- mentí -Si...- rectifiqué -¿Y porqué?- preguntó de manera cariñosa y cordial, como si llorar fuera normal y natural en su vida, yo no supe que responder y me apoyé en la barandilla volviendo a mirar el Tajo y entrando en silencio.-Entiendo- dijo la misteriosa belleza -me marcharé pues...-No, quédate!!-dije sobresaltándome-Es difícil de explicar, ni yo tengo claro el porque lloro...solo estaba siguiendo un impulso que me trajo aquí...-Es duro vivir sin musas eh!!-dijo acariciándose los brazos de arriba a abajo mostrando la sensación de frío que dejó el Sol al marcharse, yo al verla, le tendí mi camisa a cuadros sobre sus suaves hombros y le pregunté-¿por qué sabes que mi problema son las musas?-Se nota a la vista que te falta la chispa que solo las musas sabemos dar- y lo comprendí, la miré sorprendido y ella sonrió -¿No te das cuenta que siempre he estado ahí?, deja de buscarme y acéptame, deja de huir, hazme caso Pepe, sonríele cada día a la mañana, pasea cada día a lo largo y ancho de Toledo, búscame en cada esquina, porque siempre estaré ahí, cada piedra, cada sombra, cada edificio, cada árbol, flor y Luna, en...-...cada beso, caricia o mirada- la interrumpí, me miró sonriendo dulcemente, me acarició la mejilla que volvía a estar húmeda, me besó y se marchó, dejándome esperanza, un profundo sabor a felicidad en los labios y sin mi camisa a cuadros.

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